Desde muy pequeña se interesa por el dibujo, especializándose en el tratamiento de figuras y rostros, analizando minuciosamente las expresiones para conseguir decir mucho con lo mínimo. En su obra los personajes poseen un peso primordial en la composición y las oníricas atmósferas que genera potencian la expresividad de sus rostros, que funcionan como íntimos retratos psicológicos y adquieren una velada pero intensa dramaturgia. Destaca su dominio del volumen a través de una línea firme y certera, su gusto por la síntesis en sus paletas de colores y su atracción por las gamas desaturadas y poco estridentes, ponderando la importancia del dibujo por encima del color. En 2016 el arte urbano se cruza en su camino, y desde el 2018 su carrera como ilustradora se compagina con su trabajo mural, que va adquiriendo cada vez más y más peso, llevándola a participar en diversos eventos de arte urbano en los últimos años.