Las primeras citas son ingenuas, llenas de ilusión pero con expectativas que nunca se cumplen. Este mural representa ese momento que en el que la ilusión “naive” de la edad se mezcla con la torpeza de quien está empezando a conocer que son las citas, que es el amor o la atracción y la mezcla de todo ello culmina en un caos divertido y desastroso, con un batido que salta por los aires. Todo ello termina como un auténtico fracaso, pero como un dulce recuerdo que marca el final de la niñez ingenua e inocente.